Seguro que sigues a algún que otro influencer para buscar ese plan de fin de semana, escuchar consejos para arreglar el coche, mejorar tu salud, invertir tu dinero, establecerte en otro país o cocinar como un chef. En las redes, no solo nos distraen y divierten, sino que recibimos de ellos información gratuitamente, pero, ¿hasta qué punto es gratis? ¿en qué medida es fiable esa información? En otras palabras, me pregunto si los influencers terminarán sucumbiendo a la presión de los gigantes del marketing, que cada vez más financian y por lo tanto condicionan sus contenidos.
Los influencers son personas que han logrado construir una gran audiencia en las redes sociales a través de sus intereses y habilidades. A menudo, son expertos en su campo y tienen una gran cantidad de seguidores que buscan sus consejos y opiniones. Pero ¿Cómo se han convertido en influencers?
Algunos, la mayoría, han captado su audiencia a través de años de trabajo y dedicación, creando contenido de calidad y estableciendo relaciones con su audiencia. Otros, una minoría estoy seguro, han utilizado técnicas más astutas, pero nada éticas, como comprar seguidores y Likes para hacerse ver más populares de lo que son en realidad. Por unos pocos dólares, se pueden comprar miles de seguidores. Aunque esto puede funcionar a corto plazo, a la larga los influencers falsos son expuestos y pierden su credibilidad.
La realidad es que muchos influencers son expertos en su campo y pueden proporcionar consejos útiles. Lamentablemente no todos estos gurús son objetivos, porque reciben dinero de marcas y empresas para promocionar sus productos, lo que puede afectar su credibilidad al dar consejos y recomendaciones. La presión del marketing puede hacer que los influencers promuevan productos que tal vez no sean adecuados para sus seguidores o que no sean los mejores en su campo.
El problema es cuando el influencer aborda cuestiones de dinero o de salud, ahí hay que ser críticos. Por ejemplo, pongamos el caso de un influencer que promociona una dieta de desintoxicación que es extremadamente costosa, pero no ha sido respaldada por investigaciones científicas sólidas. Está claro que si la empresa que fabrica la dieta le paga, es razonable temer que esté promoviendo un producto que no sea el mejor para sus seguidores.
Lo cierto es que los influencers enfrentan una gran presión de las empresas y marcas que los financian. Por ejemplo, para cumplir con ese sponsor del que recibe un cheque el influencer se verá obligado a seguir ciertas pautas o restricciones en cuanto a los contenidos que publica.
Y cada vez hay más dinero para los YouTubers, Instagrammers y TikTokeros… y cada vez hay más creadores de contenido que viven de esa publicidad que venden. Es decir, se está dando una clara relación de dependencia entre unos y otros.
Según Marketing Hub, el 65% de los profesionales de marketing europeos planean aumentar su presupuesto para influencers en los próximos años. Además, marcas como Zara y Adidas han logrado mucho éxito en sus campañas gracias a la intervención de influencers. Según IAB Argentina, el 77% de los usuarios de redes sociales en Iberoamérica han comprado un producto o servicio después de verlo en Instagram.
Las empresas saben que los influencers, son referentes, son líderes de opinión, tienen un alto nivel de credibilidad entre su audiencia. Si alguien que seguimos en las redes sociales recomienda un producto, es más probable que confiemos en su opinión que en una publicidad tradicional. Además, los influencers suelen tener audiencias muy específicas y comprometidas, lo que hace que las marcas puedan llegar a su público objetivo con facilidad.
Por ejemplo, la marca de maquillaje Kylie Cosmetics trabajó con Kylie Jenner, una de las influencers más famosas en las redes sociales, para promocionar sus productos. La campaña fue un éxito ya que la audiencia de Jenner se identifica con la marca y confía en su opinión.
El problema se presenta cuando esa multinacional condiciona al influencer. Por ejemplo, hay empresas que pagan a los influencers por cada «me gusta» y comentario positivo que reciben en sus publicaciones. Esto puede llevarlos a publicar contenido que no sea necesariamente de calidad, pero que sea popular y reciba más Likes y más elogios en los comentarios. El resultado es que los seguidores podrían estar viendo contenido que no es realmente útil o informativo, sino que solo está diseñado para obtener más seguidores.
Entonces ¿cómo podemos saber cuándo la información que nos brindan es confiable y cuándo no lo es? Primero hay que investigar y asegurarte de que el creador de contenido que sigues tenga experiencia y conocimientos en el tema que está tratando. Por ejemplo, si buscas consejos sobre una alimentación saludable, busca a alguien que sea un nutricionista registrado o que tenga una formación académica en nutrición.
En segundo lugar, es importante comparar la información con otras fuentes. Esta es la regla de oro de todo periodista, por cierto. No confíes en una sola fuente para obtener información, ya que puede ser engañosa o no estar actualizada. Investiga y lee varias fuentes para obtener una comprensión completa del tema.
En tercer lugar, presta atención a los patrocinios y promociones de los influencers. Si un influencer está dando bombo y platillo a un producto, asegúrate de que ese producto sea realmente bueno y útil antes de comprarlo. Porque como hemos dicho, si el influencer recibe dinero por promocionar tal o cual producto o servicio, es posible que su opinión no sea totalmente objetiva, así que tómalo con un grano de sal.
¡Pero atención, yo admiro a los influencers! Nos dan respuestas a la inquietud específica que tenemos sobre mil y un asuntos de nuestro interés. Pero sobre todo, aportan una bocanada de aire fresco al democratizar el mundo de la información y de la comunicación. Porque la información en los medios de prensa, radio y TV, es quizá menos confiable que la de los influencers, porque te aseguro que todos, absolutamente todos esos canales tradicionales siguen consignas comerciales o políticas. No me extraña que pierdan audiencia. Además, hay que decir que muchos influencers son extremadamente divertidos y entretenidos, y nos brindan un contenido que nos alegra el día. Creo que, en la mayor parte de los casos, los influencers si no existieran habría que inventarlos.