En el corazón de Sudamérica, existe una lengua que fluye con la misma vitalidad y diversidad que los ríos que atraviesan el continente: el guaraní. No solo es una de las lenguas indígenas más habladas hoy en día, con cerca de 7 millones de parlantes, sino que también ostenta un estatus oficial en Paraguay, compartiendo este honor con el español. ¿Pero qué hace al guaraní tan especial y cómo ha logrado mantenerse vibrante en la era moderna?
Orígenes y Expansión
El guaraní pertenece a la familia tupí-guaraní, un grupo de lenguas indígenas que se dispersó por gran parte de Sudamérica antes de la llegada de los europeos. Su historia es tan profunda como las raíces de los árboles tropicales, con evidencias de que su uso se remonta a más de 600 años. Originalmente hablado por el pueblo guaraní, su influencia se extendió desde el Atlántico hasta las profundidades del interior del continente, llegando a territorios de lo que hoy conocemos como Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay.
Los jesuitas tuvieron un rol fundamental en la preservación y promoción del idioma guaraní desde el siglo XVI en adelante. Aprendieron y enseñaron la lengua para evangelizar a los indígenas guaraníes, y establecieron reducciones donde el guaraní se usaba en la educación, la administración y la liturgia. Compilaron diccionarios y gramáticas, contribuyendo a su estandarización. A pesar de su expulsión en 1767, su legado en el uso y la importancia del guaraní perdura, siendo parte integral de la cultura paraguaya.
El Guaraní en la Sociedad Paraguaya
En Paraguay, el guaraní es más que una lengua; es un pilar de la identidad nacional, mucho más que el arpa paraguaya. Por cierto, el guaraní también es el nombre de la moneda nacional.
Regresando a la lengua tenemos que decir que el bilingüismo no es una política impuesta, sino un consenso admirable en el que dos idiomas enriquecen el acervo cultural del país. Los dos idiomas suman, no restan, no se anulan como sucede tristemente en otros países donde el idioma dominante de la élite política termina marginando o sepultando a cualquier otro. Insistimos, el esplendor del guaraní y la fuerza del español son fenómenos complementarios hasta el punto de que Paraguay es un laboratorio vivo del bilingüismo, donde tanto guaraní como el español se enseñan en las escuelas, se hablan en los hogares, se utilizan en la administración pública y resuenan por igual en los medios de comunicación como Radio Ñandutí.
El caso es que cerca del 87% de la población paraguaya habla guaraní, convirtiéndolo en una de las pocas naciones donde una lengua indígena y una europea conviven en igualdad de condiciones.
El Jopara
Hay que decir que también muchos paraguayos hablan una mezcla denominada jopara, o sea un hibrido de guaraní y español. Según algunos intelectuales paraguayos como el fallecido escritor Augusto Roa Bastos ese jopara, híbrido y mestizo, no es un fenómeno saludable para la cultura sino todo lo contrario. Un idioma termina desgastando y contaminando al otro. Según el autor de “Hijo de Hombre” esa mezcla puede servir oralmente, pero es nefasta en la escritura formal e impide que los escritores, e intelectuales paraguayos sean conocidos fuera del país. En todo caso digamos que el guaraní ha enriquecido al castellano en la propia literatura de Roa Bastos, concretamente en su gran obra “Yo el Supremo”.
El guaraní es un idioma melodioso, suave y musical. La música en guaraní atraviesa fronteras, con artistas como Perla, quien popularizó canciones en este idioma en los años 70, mostrando la capacidad del guaraní para conectar emocionalmente con audiencias internacionales. Por su parte, el cine paraguayo ofrece también obras en guaraní, como «7 Cajas», que utiliza el idioma para contar historias auténticamente paraguayas, demostrando su relevancia cultural.
El Futuro del Guaraní
Aunque el guaraní es hablado por 7 millones de personas, su enseñanza enfrenta desafíos. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, la falta de recursos didácticos y formación comprometen su futuro. El español parece ganar la partida por sí solo, debido a su amplio uso en Internet, incluyendo aplicaciones y redes sociales.
Lecciones del Guaraní para el Mundo
El guaraní en Paraguay ofrece una lección valiosa para el mundo sobre la preservación de las lenguas indígenas. Es un caso único en que la lengua del conquistado pervive igual que la lengua del conquistador. Pero lo más importante es que el guaraní nos enseña que es posible para una lengua mantener su relevancia y evolucionar en un contexto globalizado, siempre que haya un compromiso colectivo para su promoción y protección. Para países que enfrentan desafíos similares, como España con el catalán y el castellano, el guaraní sirve como un ejemplo inspirador de cómo el respeto mutuo, la promoción y la enseñanza de ambas lenguas de un territorio pueden enriquecer a un país. Dicho de forma más simple, el guaraní para prosperar nunca ha negado o eclipsado al español, igual que el español tampoco se ha impuesto o marginado al guaraní en más de 400 años de convivencia común. En la convivencia y la concordia está el secreto.
Por cierto en Guaraní, Amistad tiene una hermosa connotación, se dice Angiru. La palabra esta compuesta por anga que significa alma e iru que quiere decir compañero. Así que amigo viene a ser… compañero del alma. ¡Ya lo sabes!